Fue financiada con un presupuesto de 5,6 millones de dólares por la United Artists, el mismo estudio que originariamente había sido reticente en gastarse 1 millón de dólares para
Agente 007 contra el Dr. No. Bond era el icono cultural pop por excelencia. A principios de 1965, cuando empezaba la fotografía principal, las películas de 007 ya tenían legiones de imitadores tanto en la pequeña como en la gran pantalla. Los productores sabían que tenían que demostrar que una película Bond genuina era un espectáculo que no se podía imitar.